Recicladores, entre el temor y el hambre

Cientos de estas personas no pueden trabajar por temor al contagio de coronavirus.

Con unos palos que funcionan como herramientas, una funda donde tratan de guardar lo encontrado y con apenas 25 centavos
fruto de su jornada de trabajo en la mañana, es como se encontró a una pareja de recicladores.

La soledad y la angustia de no tener qué comer son más fuertes que el temor de contagiarse por coronavirus.
Holguer Galarza, tiene 38 años, y afirma que nunca pensó que la vida sería tan cruel, puesto que por no contar con dinero para seguir un curso fue despedido de su trabajo como guardia y luego de ello todo fue tragedia.

Buscó trabajo por varios años y al no conseguirlo sus deudas y necesidades hicieron que lo pierda todo.

Hace un poco más de un año, ya sin esperanzas, empezó su trabajo como reciclador junto a su esposa Rocío, de 37 años, todo indicaba que las cosas mejorarían con el trabajo arduo que significa
buscar materiales que aún puedan servir escarbando en los ecotachos. Pero la vida se ensañó nuevamente con ellos, y con la pandemia dejaron de trabajar, quedando otra vez en la calle.

Sin comida

“No podíamos trabajar por el miedo de contagiarnos” asegura Holguer, al tiempo de comentar que desde la semana pasada han tratado de retornar a las labores normales, pero no se puede. “Es que entramos a un ecotacho y hay muchísimos guantes y mascarillas, en su mayoría muy sucias y causa temor, solo entramos donde no haya mucho”, dijo, mientras lamenta que no puedan trabajar para conseguir un plato de comida.

Situación similar vive Ángel Tamayo, reciclador de base desde 1997, quien por el temor de contagiarse de Covid-19 no ha podido salir a trabajar dejando de lado la alimentación de cinco personas que viven en una casa vieja arrendada en la calle Cuenca, en el centro de Ambato.

En su hogar se observa una bandera blanca y letreros como símbolo de auxilio. “Nosotros vivíamos a diario, recogiendo ese material de los ecotachos, ahora así salga a recolectar no hay a quien vender”, aseguró, al tiempo de comentar de que en su casa viven también adultos mayores a quienes no quiere exponer.

Necesidad

En la ciudad existen 550 personas que viven del reciclaje, así lo ratificó Nancy Criollo, presidenta de la Asociación de Recicladores de Ambato, quien además aseguró que en efecto las condiciones de vida de aquellas personas son precarias, más aún de quienes trabajan de forma independiente.

A decir de Criollo en Ambato existen dos asociaciones, pero que no agremian a más de 25 personas a quienes de una u otra forma han llegado con ayuda desde diferentes frentes, pero que el resto no cuenta con apoyo.

“Nosotros hemos insistido para que se unan y trabajar en el proyecto que llevamos con la municipalidad, pero no hay mayores resultados”, dijo.

Aporte

Daniel Jerez, director provincial del MIES, manifestó que en realidad se ha trabajado desde el inicio de la pandemia con este grupo de personas de forma individual llegando con ayuda, “también se ha hecho el acercamiento con trabajo social para verificación de datos y derivación a otros servicios”, dijo.

Desde la empresa de Gestión Integral de Desechos Sólidos de Ambato (Gidsa) se manifestó que de acuerdo a las disposiciones del COE Nacional se suspendió el proyecto de reciclaje que se llevaba a cabo antes de la pandemia.

Además, informaron que con los funcionarios que coordinan el proyecto mantuvieron acercamientos con recicladores asociados y no asociados a fin de entregar donaciones y kits de alimentos en conjunto con otras organizaciones civiles y religiosas.

También se manifestó se encuentra en ejecución el plan de reactivación del proyecto de reciclaje en Ambato, para lo cual se ha desarrollado un levantamiento de catastro apoyados en una ficha socioeconómica dirigida a recicladores y centros de acopio, a la par se está organizando para que en los próximos días los recicladores que están en el proyecto ya puedan recolectar en los barrios que donde se implementa el mismo como son Miraflores, Ficoa y Atocha. (FC)

FUENTE: LA HORA

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