¿Se puede dejar de fumar durante la pandemia?

Aunque es uno de los momentos más difíciles para dejarlo por completo, debido a que estamos pasando por situaciones que derivan en el estrés y en la ansiedad por cuenta de la pandemia, un especialista señala que sí es posible que este escenario contribuya a deshabituar a los fumadores activos.

El epidemiólogo, toxicólogo y docente de la Fundación Universitaria del Área Andina, Ángel Muegues considera que indudablemente existe un nuevo pico de enfermedades mentales precipitadas por el confinamiento como los trastornos de ansiedad y algunos de tipo depresivo.

“Esto genera el caldo de cultivo ideal para incentivar el consumo no solo de cigarrillo sino todo tipo de sustancias psicoactivas. Sin embargo, la red de apoyo familiar o conyugal y la asesoría de los diferentes profesionales de la salud cobran valor y podría contribuir a deshabituar a estos pacientes”.

Cuando se habla de deshabituar se refiere a que el paciente es capaz de tomar el control de su vida, disminuirá los impulsos de fumar y mantener una actitud hacia una vida saludable.

En estos tiempos las ansias son irresistibles cuando se encuentra bajo situaciones de estrés, temor o miedo, no obstante, el especialista considera que existen alternativas que disminuirán la ansiedad, entre ellas, algunas de tipo farmacéutico (parches de nicotina, chicles entre otros, ansiolíticos o los benzodiacepinas) eso sí recalcando que, el paciente no debe dejar del lado la psicoterapia porque una vez sé es fumador, la persona puede caer en este mal hábito en cualquier momento.

Muegues asegura que la mejor forma de luchar contra el cigarrillo es nunca consumirlo, para esto la educación de los pacientes es fundamental. “Una vez es fumador, cualquier momento es propicio para disminuir el consumo y posteriormente a deshabituar”.

El hábito de fumar es factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares como hipertensión, aterosclerosis, cáncer de pulmón, garganta, lengua, enfermedad cerebrovascular e incluso altera la fertilidad y la potencia sexual.

“No debemos esperar hasta padecer una de estas enfermedades para dejar de fumar”, señala el especialista.

El consumo de tabaco generalmente inicia en la mayoría de los casos en la adolescencia y está mediado en mayor medida por la curiosidad, la moda y el rol social. En algunos casos se trata de conseguir aceptación por los pares, luchar contra los síntomas desagradables de los trastornos de ansiedad, la soledad, la pérdida de un ser querido o una ruptura amorosa.

El cigarrillo contiene cientos de sustancias nocivas, entre ellas la nicotina, derivados del tolueno, arsénico, solventes orgánicos e incluso trazas de pesticidas.

Todas estas sustancias afectan nuestro organismo, alterando nuestro sistema nervioso central a nivel de neurotransmisión, el sistema cardiovascular lesionando el endotelio, el sistema respiratorio destruyendo la membrana de intercambio gaseoso y los neumocitos.

Todas estas sustancias afectan nuestro organismo, alterando nuestro sistema nervioso central a nivel de neurotransmisión, el sistema cardiovascular lesionando el endotelio, el sistema respiratorio destruyendo la membrana de intercambio gaseoso y los neumocitos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualmente el tabaco mata en el mundo a más de ocho millones de personas cada año. Más de siete millones de esas muertes se deben al consumo directo del tabaco y aproximadamente 1,2 millones al humo ajeno al que están expuestos los no fumadores.

Hace un par de semanas la OMS concluyó, en un informe técnico que ha analizado y ha advertido, que las personas infectadas por la Covid-19 y fumadoras tienen un mayor riesgo de padecer la enfermedad de forma grave e, incluso, de muerte. También advirtió que los adictos al tabaco tengan más posibilidades de contagiarse en comparación a un no fumador.

Fuente: Diario El Espectador: (Cl)

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