Ya sean internacionales, nacionales o locales, los encuentros de comerciantes que se realizan en Ecuador, son un motor productivo. Los vendedores minoristas ven estos espacios como una oportunidad para ofertar sus productos y que estos tengan mayor acogida entre los comensales y clientes.
Para ser parte de estas iniciativas, los artesanos, pequeños productores y microempresarios se inscriben gratuitamente en el Consejo Provincial de Pichincha. Noticias relacionadas La “economía naranja” gana terreno en la región En un día “normal”, en su negocio de comida, en el centro-sur de Quito, Angélica Chinachi vende aproximadamente 40 almuerzos, lo que le representa un ingreso de $80, pero su ganancia mejora tres veces al año cuando participa en las ferias que se realizan en la plaza Eloy Alfaro, en el sector de la Villaflora, en el sur.
Todas las semanas santas (abril), Día de los Difuntos (noviembre) y durante la celebración de la Fundación de la capital (diciembre), ella y otros 25 comerciantes de cuatro asociaciones arman sus negocios en ese espacio público. Chinachi informa que durante los días de feria, sus ingresos llegan hasta los $500.
Ella junto con su hermana Lucia preparan la tradicional fanesca y la comercializan a $3.50. Para captar más clientes armaron combos que incluyen la fanesca, el molo (puré de papa) y un postre: higos con queso o arroz con leche por $5. Las hermanas siempre han sido comerciantes.
La labor la aprendieron de su madre Juana Aguas, quien en la década de los 90, vendía ropa y viajaba a la Costa ecuatoriana para participar de las ferias que se realizaban los martes, jueves y sábados. En Ecuador, el sector del comercio al por menor o minorista está integrado por 232.760 establecimientos que declararon esa actividad en el Censo Nacional Económico del 2010, es decir, el 46,53%.
En este sector se contemplan las actividades relacionadas con la venta de: alimentos, bebidas y tabaco (50,5%); prendas de vestir, calzado y artículos de cuero (10,9%); productos farmacéuticos, medicinales, cosméticos y artículos de tocador (4,7%); libros, periódicos y artículos de papelería (3,2%); aparatos eléctricos de uso doméstico, muebles y equipos de iluminación (3%) y otras actividades de comercio al por menor (23,3%);
El economista Marco Antonio Salas explica que el sector minorista es uno de los más dinámicos de la región y de la economía mundial. Esto se refleja en la participación de los países de Latinoamérica como destinos para el comercio minorista internacional, de acuerdo con el Índice Global de Desarrollo de Mercados Minoristas 2012 (GRDI- Global Retail Development Index por sus siglas en inglés), de la consultora A.T. Kearney3.
Guadalupe Hidalgo es la presidenta de la feria de la plaza Eloy Alfaro. Mientras con sus manos llama a los clientes para que compren su fanesca comenta que, si bien la feria es organizada por la Administración Zonal de ese sector de la urbe, son los comerciantes quienes llevan las carpas, las mesas y las sillas para uso de los clientes. Hidalgo es de Ambato.
Allí aprendió a elaborar el Jucho, un tipo de ensalada de frutas que contiene doce de esos alimentos de temporada y que ella bautizó como fanesca de dulce. Ese plato junto a otros típicos estarán de venta al público hasta las 20:00 de hoy domingo 21 de abril.
En el centro de la capital, en la plaza del Consejo Provincial de Pichincha (CPP), también se instaló una feria. El espacio denominado “Dejando Huella” se realiza dos veces al mes desde el segundo trimestre de 2018. Geovanny Espinosa, vocero del Gobierno de Pichincha, informa que más de 400 productores han participado en estos espacios.
Aunque no maneja una cifra sobre el impacto económico que deja la realización de las ferias, resalta que los artesanos, los pequeños productores y los comerciantes, en general, reactivan su economía y la de su localidad.
Un ejemplo de ello es que en sus negocios, ya sean en la calle o en un sitio específico, la ganancia es de $50, mientras que cuando exponen sus productos en la plaza, su lucro llega hasta los $300. A diferencia de las ferias municipales, el CPP se encarga de toda la logística.
Colocan las carpas, mesas y sillas en las que los comerciantes instalan sus negocios. Espinosa agrega que todas las personas que quieran participar en uno de los espacios de “Dejando Huella” lo pueden hacer gratuitamente, inscribiéndose en el CPP. El espacio brinda asesoría en temas de contabilidad y administración y está abierto para hombres y mujeres sin límite de edad, ni distinción de género o nacionalidad. Días atrás una pareja de venezolanos acudió al CPP.
Recibieron capacitación, participaron de las ferias y en la actualidad son dueños de un local de arepas en el que dan trabajo a otras dos personas. Además de los alimentos preparados, en las ferias también participan quienes comercializan los insumos para la elaboración de los platos típicos: los agricultores y los pequeños productores.
A este grupo se suman los artesanos de todo tipo que aprovechan ese espacio en el que la gente se concentra -principalmente- para comer y ofertan sus creaciones decorativas. Las ferias constituyen una de las herramientas más útiles en la relación coste/eficacia dentro del mercado actual, sostiene el experto en Marketing Julio Herrera.
Desde la óptica de su especialidad estos emprendimientos son una oportunidad para ganar cuota de mercado y reforzar una determinada imagen de marca de la forma más económica y eficiente, puesto que se establece una interacción directa entre comprador y vendedor, permitiendo, por un lado, captar nuevos clientes y, por el otro, acelerar el proceso de compra.
Datos provistos por Simmons Market Research Bureau para la AF señalan que cerca del 54% de los potenciales clientes contactados en las ferias no precisan posteriores visitas para cerrar una venta, lo que supone un gran ahorro de tiempo y demuestra la rápida captación del cliente.
A esto se suma que el 71% de los visitantes comparten la información que obtienen en las ferias con aproximadamente seis personas cuando regresan a sus casas o empresas.
De esta manera se multiplica de forma muy rápida la información, y el formato de la feria termina funcionando como propaganda. En el país, un porcentaje de comerciantes que son parte de las ferias no cuentan con un sitio específico y laboran en las calles.
En las ferias ellos no se preocupan del control en el espacio público. En 2018, la Agencia Metropolitana de Control sancionó a 820 vendedores por no contar con millones de ecuatorianos dependen del negocio informal.
FUENTE: DIARIO EL TELÉGRAFO (EC)