[:es] Indiferencia estatal al sector exportador[:]

[:es]Son sectores que en el corto plazo, a partir de un año o menos en el caso del banano y el camarón, desde que se planta el árbol o se siembra la larva, generan recursos.

Sin embargo, la falta de políticas desde el Estado no ha permitido que la sociedad aproveche mejor las bondades no solo de estos dos segmentos, sino del cacao y de la pesca.

Estos cuatro segmentos de la economía hicieron que en diez años (cifras hasta 2017) ingresen al país 58.705 millones de dólares por exportaciones.

Su dependencia del mercado externo y no del interno es lo que fomenta su desarrollo, contrario a lo que pasa con los cultivos de ciclo corto, cuya falta de estrategias provoca un estallido social que ha llegado por varios días a las calles. Los arroceros y maiceros están inconformes con la “inoperancia del Estado”, ha dicho Francisco Barzola, de Daule (Guayas).

Sumidos en precios bajos, tanto como baja productividad, el arroz afronta su situación más complicada desde el ataque del caracol manzana y el complejo de enfermedades, señala Mario Muñoz Zea, del sector de La Cuca (El Oro), donde ha desaparecido el 50 % de la superficie arrocera.

El banano, mucho da, poco recibe

Mientras los gobiernos buscan entre las piedras cómo hacer más grande la oferta exportable, tienen a un sector corchado como una botella de champán.

Una ley obsoleta impide que Ecuador pueda sembrar más banano de forma legal, beneficiando así a quien se apoderó del pastel en el mercado estadounidense: Guatemala.

Los bananeros han generado en diez años (2008-2017) nada menos que 23.470 millones de dólares, dinero que equivale a 23 años el presupuesto de la administración municipal a valor actual.

“Es hora de resarcir el daño”, señala Richard Salazar Veloz, administrador de Acorbec (Asociación de Comercialización y Exportación de Banano). “Hay que reformar la ley”. Así, metafóricamente hablando, se podría sacar el corcho para que emerja el banano, cual espuma. La ley vigente data de 1997 en un mercado tan cambiante y moderno como el actual.

Jimmy Araujo cree que hay que darle un vuelco total al sector, eliminando trabas y persecuciones que no permiten a los productores ser más eficientes. Víctor Haón propone incentivar nuevas tecnologías.

La pesca no calará en buen puerto

En diez años la pesca hizo ingresar al Ecuador 13.726 millones de dólares. Pero la cifra ha sido despreciada por un Estado que ensalsaba un cambio de matriz productiva que no cuajó y menospreciaba a las materias primas. Y para quienes se dedican a esta diversa actividad, la estocada se la dieron la semana que termina.

El gobierno de Lenín Moreno no solo suprimió a su ministerio, también analiza eliminar el subsidio al diésel. “Eso sería catastrófico”, señala Lucía Fernández, presidenta de la Cámara de Comercio de Manta y empresaria atunera.

“No somos 5 familias las que vivimos de la pesca: somos 300.000 personas”.

Manta tiene 18 procesadoras de pescado y la flota ecuatoriana de túnidos es de 119 barcos cerqueros, según estadísticas de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT).

Aumentar el precio del díésel sería el acabose de la ciudad. Dependiendo de dónde salgan a pescar, cada barco necesita entre 20.000 y 80.000 galones y cada uno cuesta $ 0,90 si se lo compra directamente. Para Lucía Fernández, en el caso del ministerio lo que debió hacer el Gobierno es reducir el personal en exceso.

Al camarón lo dejan sin coraza

La desaparición del ministerio termina justo cuando la ministra Katuska Drouet vivía el mejor de los romances con los camaroneros, aunque el peor con un grupo de pescadores (Federación de Cooperativas Pesqueras).

En el transcurso de esta “luna de miel” hubo muchos beneficios para este sector: electrificación hasta las camaroneras del Golfo de Guayaquil, reducción de impuestos para la compra de materias primas e insumos. Aunque nunca el Estado ecuatoriano fomentó el desarrollo de esta industria, que ha generado entre 2008 y 2017 más de 15.860 millones de dólares.

Las peores crisis (mancha blanca, síndrome de las gaviotas, síndrome de Taura) las pasaron solos.

“Los sectores perderán atención directa para solucionar sus problemas que vienen de abandono generacional justo porque estaban fusionados y la extensión de servicios para la agricultura copaban acciones”, sostiene Mónica Mora, productora de El Oro.

“Debilitados en la atención perdimos todo”, remarca en relación de la desaparición del recién creado Ministerio de Acuacultura y Pesca.

Cacao y Estado, en vías contrarias

El producto que financió la independencia de España, que frena la migración del campo a las grandes ciudades y que le ha generado a Ecuador, en diez años, $ 5.647 millones, ha navegado en las aguas turbias de un cambiante y especulativo mercado internacional.

En lo interno, el Gobierno anterior, según los productores, gastó dinero en exceso, sin resultados, con una supuesta minga y entrega de plantas que no dieron la productividad esperada, mientras los productores invertían sin apoyo estatal en pequeñas propiedades que han ido creciendo hasta las 600.000 hectáreas.

Ni siquiera en la estrategia para evitar problemas en los mercados externos por un supuesto exceso de cadmio el Gobierno ha tenido resultados, las gestiones han ido en la vía contraria a lo que quieren los productores, reflexiona la investigadora Ana Lema.

Sin embargo es el sector agrícola el de mayor crecimiento gracias al uso de la variedad CCN-51, al mejoramiento de clones nacionales y a una producción estable en relación a sus competidores de África. Grandes empresas siguen comprando haciendas ecuatorianas.

FUENTE: DIARIO EXPRESO (EC)[:]

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