Los momentos duros y sombríos que Guayaquil vivió en los meses pasados generados por lo que llaman ‘el enemigo invisible’, son narrados a través de las voces de 22 guayaquileños –entre escritores, periodistas, cronistas, docentes–. Sus vivencias, dolores, angustias o cotidianidades son recopilados en el libro Ataúd en llamas, de la periodista Gabriela Ruiz Agila.
Ruiz, quien se describe como una quiteña que guarda un cariño inmenso por Guayaquil, cuenta que el libro se inició como una entrega periodística para el portal informativo Pie de Página de México, para el cual colabora.
“Presentamos un primer reporte que reunía los testimonios de los colegas escritores de Guayaquil que viven y que también tiene un fuerte lazo con Guayaquil, allí se publicaron audios y algunas fotografías que yo les pedí tomaran al interior de sus viviendas”, sostiene.
Fotografías capturadas en plena pandemia por el lente de Vicho Gaibor se fusionan con los relatos de los porteños que compartan sus vivencias en aquellos días: la pérdida de algún familiar, los sumos cuidados de bioseguridad para no llevar el virus a un ser vulnerable, la solidaridad de amigos, el triste recuerdo de espectar un cadáver en la calle.
“Este es un registro íntimo, es un registro que se recabó en los días más difíciles de la pandemia”, dice Ruiz acerca del trabajo recopilado entre los meses de marzo, abril y mayo.
Los momentos duros y sombríos que Guayaquil vivió en los meses pasados generados por lo que llaman ‘el enemigo invisible’, son narrados a través de las voces de 22 guayaquileños –entre escritores, periodistas, cronistas, docentes–. Sus vivencias, dolores, angustias o cotidianidades son recopilados en el libro Ataúd en llamas, de la periodista Gabriela Ruiz Agila.
Ruiz, quien se describe como una quiteña que guarda un cariño inmenso por Guayaquil, cuenta que el libro se inició como una entrega periodística para el portal informativo Pie de Página de México, para el cual colabora.
“Presentamos un primer reporte que reunía los testimonios de los colegas escritores de Guayaquil que viven y que también tiene un fuerte lazo con Guayaquil, allí se publicaron audios y algunas fotografías que yo les pedí tomaran al interior de sus viviendas”, sostiene.
Fotografías capturadas en plena pandemia por el lente de Vicho Gaibor se fusionan con los relatos de los porteños que compartan sus vivencias en aquellos días: la pérdida de algún familiar, los sumos cuidados de bioseguridad para no llevar el virus a un ser vulnerable, la solidaridad de amigos, el triste recuerdo de espectar un cadáver en la calle.
“Este es un registro íntimo, es un registro que se recabó en los días más difíciles de la pandemia”, dice Ruiz acerca del trabajo recopilado entre los meses de marzo, abril y mayo.
Explica que su título hace referencia a la vez que unos habitantes de la ciudad incendiaron un féretro para exigir el retiro de los cuerpos de los domicilios.
«El título refleja la imagen del ataúd en llamas, porque creo que fue una de las cosas que más impresionó. Las hogueras que en la ciudad se levantaron, que a los ojos de todos quienes desde fuera podíamos ver esa tragedia por las muertes, por la incertidumbre, por la dificultad”, dice.
Del mismo modo, su nombre hace un homenaje a dos autores que plasmaron en relatos sensaciones similares: Ataúd de cartón, de César Dávila Andrade y El llano en llamas, de Juan Rulfo.
FUENTE: EL UNIVERSO (EC)