El día de hoy vamos a recordar lo esencial de ingerir diariamente los aportes necesarios en nuestra alimentación, ya que esta se verá directamente reflejada en nuestro estado de salud general y el funcionamiento correcto de todos nuestros órganos y, por el contrario, si no logramos un balance positivo nos llegan enfermedades de tipo sistémico como la enfermedad cardiovascular, la diabetes y enfermedades de tipo bucal, como la caries y la enfermedad periodontal, que pueden llegar a producir debilidad ósea que conlleva a la pérdida temprana de nuestras piezas dentales.
Se conoce que tanto la caries como la enfermedad periodontal generan una sustancia nociva llamada placa bacteriana que, entre otras razones, se forma por acumulo de residuos alimenticios.
Hay que tener presente que la prevención es fundamental y para evitar daños por el origen de esta placa, debemos asistir cada seis meses a un chequeo rutinario con el profesional odontólogo para que nos realice una limpieza profunda y nos enseñe técnicas de higiene bucal.
Por otra parte, también es esencial el control de alimentación por parte del paciente para la salud oral y es aquí donde los alimentos detergentes son la clave para ayudar a mantener una limpieza bucal actuando con efecto barrido y evitando el mal aliento y la caries.
Los protagonistas son algunas frutas y verduras, ejemplos de ellos son la manzana, baby acelga, col, espinaca, zanahoria, pera, el pepino y los rábanos. Los alimentos enteros consumidos con su cáscara son ideales para los dientes, por el contrario los alimentos refinados, especialmente los ultraprocesados o sin fibra, permiten que se acumule en los dientes una especie de masa.
Los alimentos ricos en fibra actúan como una escoba por ser fibrosos y gracias a su dureza al morder también barren los intersticios dentales. Su principal objetivo es ayudar a eliminar las impurezas de la superficie del diente y al producir una mayor cantidad de saliva al consumirlos, por lo que ayudan a mantener una autohigiene dental.
FUENTE: PRIMICIAS (EC)