La tradición del sombrero perdura en Quito

Humacatama significa cabeza cubierta. Luis López fundó esta sombrerería con el objetivo de rescatar una antigua tradición familiar que viene desde sus padres y abuelos. López, de 63 años, es analista de sistemas.

Aunque aprendió desde los 10 años el oficio de elaborar sombreros, se mantuvo alejado de dicha actividad hasta el 2007, cuando fundó su negocio.

La razón para dedicarse a la actividad artesanal fue su interés y habilidad para trabajar diferentes materias con sus manos. “Dejé mi profesión porque me di cuenta que no era lo mío. Siempre he tenido un lado artístico, una gran habilidad con las manos” comenta.

El negocio se ubica en el centro histórico de Quito. Nació como parte de un proyecto de restauración de la calle La Ronda, impulsado por el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP). Esta tradición viene de familia.

El abuelo de López se dedicaba a ello en Ambato, en la década de los 20 y su padre también. “Este último, Luis Gerardo López se trasladó a Quito, junto a mi madre, alrededor de 1940. Vivieron en la Flores, cerca de la Plaza del Teatro, donde elaboraron sombreros hasta la década del 60. Desde entonces la gente dejó de utilizar estas prendas de vestir”.

El negocio no solo elabora y vende sombreros. Su intención es brindar un servicio. “Nos caracterizamos por el trato al cliente y la calidad en la elaboración de nuestros productos, hechos de manera artesanal. Queremos no solo ofrecer un buen producto, sino también experiencias”. Humacatama funcionó en la tradicional Casa de Los Geranios hasta el 2018. Desde febrero de este año se encuentra en la casa 625, en el segundo piso.

En el negocio se invirtieron USD 20 000 para la adecuación del local, adquirir muebles y herramientas necesarias. Parte de los implementos son herencia del padre de López. El artesano cuenta con distintas líneas de diseño de sombreros. La más reciente es la Facinator, inspirada en diseños europeos. También se ha implementado una línea con detalles de pelo artificial, dirigida al ámbito oncológico, sin dejar de lado la moda.

El cliente puede acceder a una amplia variedad de sombreros; para dama, caballero y niño. Pueden ser modelos modernos o de anteriores épocas, como la de los 20’s o la edad media.

Los sombreros se elaboran en tela, fieltro o paja toquilla, usando moldes y maquinarias artesanales. “Optamos por la elaboración artesanal porque es algo que nos diferencia de la competencia. Al elaborar pocas unidades, ofrecemos un producto único y selecto”, señala López. La meta a futuro para Humacatama es asegurar el legado familiar. “A mi edad me he dado cuenta de que no podré continuar para siempre trabajando solo.

Aunque estoy cerca de jubilarme, deseo seguir dedicándome a esta actividad hasta que mi fuerza aguante, pero espero que mis hijas continúen con la tradición”. La hija mayor, Alejandra López, dirige desde hace tres años una sucursal de Humacatama, que también se encuentra en el Centro de Quito. La menor, Cristina López, está aprendiendo el oficio de mano de su padre.

Datos ​ Se invirtió USD 20 000 para adecuar el local donde funciona el negocio y ambientarlo como en los años 30.

Los ingresos mensuales bordean los USD 5 000.

El precio promedio de un sombrero es de USD 40.

El sombrero tejano es un modelo de origen ecuatoriano.

La venta se realiza en los locales de Humacatama.

No se realizan ventas al por mayor a otras tiendas.

Los clientes europeos representan un 70% del total.

FUENTE: REVISTA LIDERES

VOLVER