Kim visita China ante falta de avances en negociación con Estados Unidos

Seúl – La visita del líder norcoreano Kim Jong-un a China puede presagiar nuevas cumbres sobre el futuro de la península coreana, pero también es una forma de ejercer presión sobre el presidente estadounidense Donald Trump debido al estancamiento de las negociaciones, estiman los analistas.

Las negociaciones entre Pyongyang y Washington sobre el arsenal nuclear norcoreano están estancadas desde la cumbre histórica de junio entre Kim y Trump en Singapur. Estados Unidos opta por mantener las sanciones hasta que Corea del Norte renuncie a las armas nucleares. Pyongyang reclama, por su parte, un aligeramiento inmediato.

En su discurso de Año Nuevo, Kim advirtió que el Norte podría «no tener otra opción más que explorar una nueva vía para defender (su) soberanía y (sus) intereses» si Washington no cambia de rumbo.

Con su viaje a China, Kim «quiere recordar a la administración Trump que hay posibilidades diplomáticas y económicas más allá de las que puedan proponer Washington y Seúl», considera Harry Kazianis, del Centro para el Interés Nacional, un círculo de reflexión en Washington.

Estados Unidos tiene motivos para «preocuparse» ante el interés de Corea del Norte en reforzar vínculos con Pekín porque casi todos los intercambios comerciales norcoreanos pasan por China, añade. Una mejora de las relaciones con Pekín debilita la estrategia estadounidense de «presión máxima».

Actualmente hay negociadores estadounidenses en Pekín para abordar la guerra comercial entre las dos principales economías mundiales. Desde el punto de vista chino la visita de Kim cae en el «mejor momento», estima. «Esto demuestra claramente que Pekín puede jugar la carta norcoreana si lo considera oportuno».

China desempeñó un papel esencial en la defensa del Norte durante la guerra de Corea (1950-53) y sigue siendo el principal apoyo diplomático y económico de Pyongyang.

Las autoridades chinas temen que una caída del régimen norcoreano suponga la huida masiva de refugiados a su territorio y la llegada de tropas estadounidenses a su frontera. No obstante, en los últimos años alzó el tono, exasperada por las aspiraciones nucleares de Pyongyang.

La espectacular distensión en la península coreana permitió a Kim la pasada primavera (boreal) poner fin a seis años de aislamiento diplomático e ir a Pekín, su primer viaje al extranjero como líder. Le siguieron otros. Xi no ha viajado por el momento a Pyongyang.

También hubo tres cumbres entre Kim y el presidente surcoreano Moon Jae-in. Pekín prestó a Kim el avión con el que viajó a Singapur.

Fue en esa ciudad donde Kim y Trump firmaron un compromiso bastante vago sobre la desnuclearización de la península que desde entonces avanzó poco.
«Aligeramiento de sanciones»

Para Cheong Seong-chang, investigador del instituto Sejong de Seúl, la gira china de Kim es una señal de que pronto podría viajar a Seúl o reunirse de nuevo con Donald Trump.

El año pasado, viajó a China antes de reunirse con Moon, recuerda.

La composición de la delegación norcoreana, en la que figura Kim Yong Chol, el interlocutor del secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo para las negociaciones, permite pensar «que el aligeramiento de las sanciones» es uno de los temas tratados.

Corea del Sur ha entablado un diálogo con el Norte y los analistas surcoreanos estiman que las perspectivas de acuerdo mejorarían con garantías chinas.

«Corea del Norte podría sentirse amenazada si renuncia completamente a sus programas nucleares», estima Koh Yu-hwan, profesor de estudios norcoreanos en la universidad Dongguk.

«Pero si Pekín promete a Pyongyang que le dará ayuda económica y garantizará la seguridad del régimen si abandona sus armas atómicas, el Norte se sentiría más seguro», agrega. Y está claro que China coincide con Estados Unidos en la importancia de desnuclearizar Corea del Norte.

FUENTE: DIARIO EL UNIVERSO (EC)

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