‘Ponerse una vacuna siempre va a ser mejor que no tener ninguna’, dice científica ecuatoriana

En medio de un confinamiento focalizado por el aumento de los casos de COVID-19, el Ministerio de Salud Pública (MSP) continúa con el proceso de vacunación, como parte de las acciones para contener la transmisión del nuevo coronavirus.

Hasta el 20 de abril pasado, el MSP registraba 604.737 dosis aplicadas a nivel nacional, entre primera y segunda dosis, de los 1,5 millones de dosis que habían llegado al país hasta mediados de este mes, entre vacunas correspondientes a las casas farmacéuticas e iniciativa Pfizer, AstraZeneca, Sinovac y Covax.

Un millón de dosis corresponden a la vacuna CoronaVac, de la empresa china Sinovac, según los registros del MSP. Sobre este y otros fármacos se han cernido rumores entre la ciudadanía, con mayor frecuencia en redes sociales, por su origen y por supuestos efectos adversos en las personas inmunizadas, que han sido desmentidos por científicos.

Para abordar varias particularidades de la vacuna CoronaVac, EL UNIVERSO dialogó con Dámaris Intriago, magíster en Medicina Molecular en el Imperial College London, investigadora biomédica y docente de la Maestría en Biomedicina de la Universidad Internacional SEK del Ecuador

Hace poco, Chile hizo públicos los resultados relacionados con la vacuna CoronaVac. Según un primer estudio, ese fármaco tiene una efectividad del 67% para prevenir casos sintomáticos de coronavirus y de un 80% para evitar las muertes. ¿Cómo interpretar esos datos para conocimiento de los ecuatorianos?

Los datos de Chile se pueden interpretar de la siguiente manera: efectividad del 67% para prevenir COVID-19: de 100 personas que hubieran tenido COVID-19, solamente habrá 33 casos si todos están vacunados. Efectividad del 80% para prevenir muertes por COVID-19: de 100 personas que hubieran muerto por COVID-19, 20 lo harán si todos están vacunados. Cabe recalcar que todo esto ocurrió en el contexto chileno con sus características y complejidades. Nuestro contexto podría ser distinto al chileno (uso o no de mascarillas, distancia física, lavado de manos, entre otras actividades y factores). Por eso, debemos evaluar la efectividad de la vacuna CoronaVac en nuestro país.

No hay vacunas contra el SARS-CoV-2 (microorganismo patógeno causante de la enfermedad clínica COVID-19) que hayan sido 100% eficaces dentro de los ensayos clínicos. Ahora estamos evaluando la efectividad (su desempeño en el mundo real) de las vacunas que han recibido autorización para uso en emergencia por parte de agencias regulatorias alrededor del mundo. Hay que recordar que no todas las personas que no están vacunadas van a desarrollar COVID-19. Muchas de ellas aplican medidas de bioseguridad como el uso de la mascarilla, distancia física, lavado de manos y la no participación en aglomeraciones o actividades dentro de espacios cerrados con poca ventilación hasta que les llegue el turno de vacunarse.

La aplicación de las medidas de bioseguridad es una estrategia efectiva que puede protegernos del virus y de desarrollar la enfermedad clínica. Por lo tanto, esto no es opcional. Todos debemos aplicarlas siempre sin excepción.

En esta pandemia, los medios de comunicación también hemos tenido que hacer frente a la infodemia, ese tsunami de desinformación. ¿Qué le puede decir a aquellas personas que estén con miedo de vacunarse por rumores, información malintencionada? Hemos visto que hay un ausentismo en las citas de vacunación, que hasta mediados de este mes llegaba al 15% por día.

En el caso de la vacuna CoronaVac, esta vacuna está formada por partículas de coronavirus que están inactivadas. Es decir, estas partículas virales no causan infección. Este tipo de vacuna es segura.

Los rumores que han circulado en redes sociales sobre las vacunas de ARN mensajero como las de Pfizer y Moderna son falsos. Luego de la inyección, el ARN mensajero de la vacuna no interactúa con nuestro ADN ni tiene la capacidad de modificarlo.

Las redes sociales no son fuentes confiables de información científica. La mayoría de la información que circula en redes es falsa o está descontextualizada. Siempre hay que acudir a fuentes confiables de información o aclarar dudas e inquietudes con la ayuda de un científico o científica que tenga formación académica en el tema de interés.

Además de recibir las dosis de la vacuna, ¿qué debe hacer o implementar la persona inmunizada para aportar en la efectividad de la vacuna?

La persona debe colocarse las dos dosis de la vacuna CoronaVac. La primera dosis se aplica en el día 0 y la segunda dosis se aplica catorce días después de la primera dosis. Luego de la vacunación, la persona debe mantener las medidas de bioseguridad como el uso de mascarilla, la distancia física y el lavado de manos.

La producción de anticuerpos (proteínas que tienen la capacidad de unirse al virus y bloquear su ingreso a nuestras células) por parte del sistema inmunológico se inicia aproximadamente dos semanas después de recibir la primera dosis y dos semanas después de recibir la segunda dosis.

Por otro lado, aún no tenemos evidencia científica que indique que este tipo de vacuna podría impedir la transmisión del virus entre personas. Es decir, una persona vacunada no desarrollaría la COVID-19. Sin embargo, si una persona vacunada ha estado en contacto con el virus sí podría transmitir el virus a otras personas.

La mayoría de las personas cometen el error de vacunarse, sacarse la mascarilla, luego se infectan con el virus, tienen COVID-19 y después le echan la culpa a la vacuna. La vacuna no tiene la culpa. La culpa es de la negligencia.

La segunda dosis de la vacuna es un refuerzo…

Es necesario que todos los pacientes reciban las dos dosis de la vacuna CoronaVac con el fin de que obtengan la protección completa que confiere esta vacuna. La primera dosis de la vacuna inicia la activación de las respuestas inmunes contra el SARS-CoV-2 en el organismo; la segunda dosis de la vacuna refuerza estas respuestas inmunes. Por lo tanto, la segunda dosis de la vacuna actúa como un refuerzo. Dos semanas después de la aplicación de la segunda dosis, el paciente habrá desarrollado respuestas inmunes robustas contra el coronavirus SARS-CoV-2.

¿Cuál es el efecto alcanzado cuando se vacune a más del 50% de la población?

Se aspira a lograr una inmunidad colectiva, también conocida como inmunidad de grupo o inmunidad de rebaño. Este término se refiere “a protección indirecta contra una enfermedad infecciosa que se consigue cuando una población se vuelve inmune como resultado de la vacunación masiva”.

En teoría, “las personas vacunadas están protegidas contra la enfermedad y no transmiten el virus a otras personas. Esto interrumpe todas las cadenas de transmisión”. Sin embargo, en el contexto de la pandemia en curso, aún se está investigando si las vacunas que han sido desarrolladas contra el SARS-CoV-2 evitan o no la transmisión del virus entre personas.

Por otro lado, la inmunidad colectiva contribuye a proteger a grupos de pacientes vulnerables que no pueden vacunarse (por ejemplo, por situaciones clínicas como reacciones alérgicas a la vacuna). Se ha indicado que en el contexto actual se debería vacunar al menos a un 70-80% de la población.

¿Eso garantizará una victoria final frente al SARS-CoV-2 o qué puede suceder en el mediano y largo plazo? ¿El virus buscará la forma de mutar para seguir con vida? ¿Sus efectos disminuirán de fuerza sobre el organismo humano?

La vacunación masiva a nivel mundial podría ser el inicio del fin de la pandemia, pero siempre debe ir acompañada de la aplicación de las medidas de bioseguridad que todos conocemos por parte de la población.

El virus seguirá mutando. Esto es un proceso natural que continuará ocurriendo. Por lo tanto, nuevas variantes virales continuarán apareciendo. La única forma en la cual podemos evitar contribuir al problema de la aparición de variantes es no convertirnos en incubadoras del virus, mediante la aplicación de las medidas de bioseguridad.

Si entramos en contacto con el coronavirus, este ingresará a nuestras células y generará copias de sí mismo dentro de ellas. Durante este proceso de replicación viral, el virus puede adquirir nuevos cambios en su material genético, es decir, mutaciones. Estas mutaciones podrían modificar la estructura del virus. Esto podría contribuir a que un virus se vuelva más transmisible, por ejemplo. Estos virus que han adquirido cambios en su material genético o mutaciones se denominan variantes virales.

Debemos continuar con los procesos de monitoreo de las variantes virales que existen en la actualidad y la detección de nuevas variantes virales que se hayan generado mediante vigilancia genómica y acelerar los procesos de vacunación masiva en todos los países del mundo. Las medidas de bioseguridad deben ser aplicadas por la población sin excepciones.

Si estuviera en sus manos escoger la vacuna para aplicarse, ¿cuál usaría?

En estos momentos, yo me pondría cualquier vacuna que esté disponible. Las vacunas previenen las fases moderadas y severas de la COVID-19 que podrían involucrar hospitalización, ingreso a una UCI e incluso la muerte. Las vacunas también previenen casos sintomáticos leves de la enfermedad. El perfil de seguridad de la mayoría de vacunas es aceptable; es decir, no producen efectos adversos graves. Ponerse una vacuna siempre va a ser mejor que no tener ninguna vacuna puesta.

FUENTE: EL TELEGRAFO (EC)

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