Lo advirtió ya el exministro de Economía Francisco Sweet, en uno de sus artículos. La ampliación de la plataforma continental submarina es vital para la economía ecuatoriana.
Pero el tiempo para que Ecuador cumpla con los requisitos ante la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar) pasa sin nada concreto. El 2022 es el año límite. Pero hasta ahora nada ha podido hacer el Inocar.
En 2014 partió una expedición de 18 personas en el buque Orión que según autoridades tendría la información requerida en un año. Han pasado 6 y nada.
Para lograr la extensión de la plataforma más allá de las 200 millas debe certificarse que las islas Galápagos se prolongan en el fondo marino a través de cordilleras. “La Convemar dice que los países con archipiélago tienen derecho, a través de este, a lograr la extensión; nosotros tenemos tres puntos que nos permiten llegar a eso y son las cordilleras submarinas de Coiba, Malpelo, Cocos, Colón y Carnegie. Estas deben estar conectadas subacuáticamente en un solo cuerpo para que esta plataforma continental pueda ser reclamada”, resalta José Modesto Apolo, expresidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Marítimo.
Ecuador tiene apenas un 20 % de la investigación sobre Carnegie y nada de las demás, “porque para esto se necesita tener un barco oceanográfico de investigaciones que en el caso de Ecuador es el Orión, “pero que ya cumplió su vida útil”.
El área contigua a la zona económica exclusiva y la plataforma continental le permitirá a Ecuador llegar a un total de 350 mil kilómetros con toda la riqueza submarina que eso implica y significarían recursos para nueva época, la no petrolera. En el lecho marino está a 2.500 metros, que corresponde a la profundidad de la plataforma continental.
Se encuentran allí, además de minerales, el cadmio que, por su gran valor estratégico es usado en el campo militar; además de manganeso o zinc en concentraciones “muy superiores a las continentales, sumados a sulfitos cuyo campo de investigación se encuentra recién en sus inicios, pudiendo ser la solución para innumerables enfermedades catastróficas”, señala Apolo.
También podría allí pescar la flota ecuatoriana de forma exclusiva. “La riqueza vegetal que se encuentra en el lecho de la plataforma continental, es todavía muy poco conocida, y podría constituir un amplio espectro de aplicaciones que beneficien a la humanidad. La existencia de fauna submarina que soporta grandes profundidades en la más profunda tiniebla, pues no llega la luz solar, en tamaños inimaginables, constituyen una gran reserva alimenticia”, sostiene Apolo.
Como Ecuador no tiene un buque, este debe ser comprado nuevo o usado o, se lo puede alquilar. “La primera opción está descartada, porque tardaría mucho tiempo. La opción que maneja el Inocar es conseguir un barco fletado, prestado, para no fallar en la investigación”.
Según Apolo son unos 260.000 km que se ganarían, lo que se perdió en la guerra del 41 con Perú.
EL BARCO. El buque de investigación Orión cumplió ya su vida útil, y su reemplazo cuesta alrededor de 60 millones de dólares. El Inocar -Instituto Oceanográfico de la Armada – genera alrededor de 22 millones anuales por concepto de tasas, pero ese dinero pasa a Finanzas, quien le devuelve 3 millones cada año.
PROCESO. Se requiere presentar los estudios que demuestren la continuidad de la plataforma continental de las islas de Wolf y de Darwin que se mantienen unidas a las cordilleras submarinas de Colón, Cocos y Carnegie, que son el fundamento que requiere la Comisión de Límites de la Plataforma Continental.
FUENTE: DIARIO EL EXPRESO (EC)