El mundo debe restaurar un área del tamaño de China hasta el año 2030

Durante los próximos nueve años, el mundo deberá restaurar un área del tamaño de China, para evitar el avance del cambio climático, el colapso de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad.

Ante el aumento de la deforestación en el planeta, los países buscan reforzar sus acciones para cumplir con la meta de recuperar, al menos, 1 000 millones de hectáreas de tierras degradadas hasta 2030.

Un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente muestra la necesidad de restaurar los ecosistemas, ante la acelerada sobreexplotación de los recursos. El estudio revela que los humanos están usando “1,6 veces la cantidad de servicios que la naturaleza puede proporcionar de manera sostenible”.

Esto es una evidencia de que los esfuerzos de conservación no han sido suficientes. Por eso, prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todo el mundo, es el objetivo de los países comprometidos con el Decenio de las Naciones Unidas sobre la restauración de los ecosistemas, que se inició este 2021.  

Según el Pnuma, la degradación está afectando a alrededor de 3 200 millones de personas. Esto equivale al 40% de la población de la Tierra. Los bosques, las montañas, los humedales, los océanos, los ríos y las zonas urbanas son algunos de los ecosistemas prioritarios para la restauración.  

Esto incluye una variedad de prácticas como la reforestación. El 60% de las extinciones de especies, proyectadas para el 2030, podría ser evitado con estas acciones. Revertir la degradación no solo permitirá que los suelos y la biodiversidad se recuperen, sino que los humanos puedan aprovechar los servicios de los ecosistemas, como agua y aire más limpios.  

 

Las acciones de reforestación han sido señaladas como indispensables para limitar el aumento de la temperatura global en 1,5° C.

Carolina Proaño Ledergerber, especialista en ciudades resilientes, dice que la restauración de ecosistemas es útil para la mitigación y adaptación al fenómeno. En países como Ecuador, la recuperación de los ecosistemas, desde un punto de vista de adaptación, permitirá que los impactos del cambio climático sean menores.  

La restauración en zonas urbanas tiene aún mayores desafíos. Estas abarcan solo el 1% de la superficie terrestre, pero son el hogar de más del 50% de la población mundial. El aumento de viviendas, carreteras y espacios cubiertos por cemento ha agravado la situación.

Proaño Ledergerber explica que la restauración y la presencia de cobertura vegetal, en zonas urbanas, es necesaria para evitar los grandes desastres que están asociados con los asentamientos urbanos. Esta es posible, pero existen obstáculos. Por un lado, dice, los espacios verdes no son considerados como prioridad política. 

La quebrada en Quito, por ejemplo, “es el espacio que se gana”. Las personas la rellenan y se destina para crear un parque o una vía. Sin embargo, las quebradas funcionan como colectores de agua lluvia y al taparlas se crea un problema. Para la especialista, esto demuestra esa visión de la naturaleza como el espacio vacío, que no toma en cuenta su aporte para la ciudad. 

La creación o mantenimiento de espacios verdes es visto como un gasto. Por eso, la relación de habitantes con la naturaleza debe cambiar, dice la especialista. La restauración en zonas urbanas mejorará el ciclo hidrológico, ayudará a limpiar el aire, combatirá el efecto de isla térmica y protegerá a las personas de desastres naturales. 

FUENTE: EL COMERCIO (EC) 

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