Estudios proponen reducir la velocidad de los buques para disminuir emisiones y ruido en los ecosistemas marinos.

La reducción en la velocidad de la navegación disminuiría las emisiones de CO2, carbono negro y otros contaminantes atmosféricos, así como el ruido que afecta a los ecosistemas submarinos, aseguraron dos estudios encargados por el Ministerio de Medio Ambiente de Bélgica y revisados por ONGs ecologistas, reportó EFEverde.

Dichos estudios, que fueron elaborados por el grupo de investigación independiente TNO para el Gobierno de Bruselas y publicados el 30 de marzo, analizaron el tránsito marítimo real en el Mar del Norte y llegaron a la conclusión de que limitar la velocidad de la navegación al 75% reduciría un 10% la emisión de gases como el dióxido de carbono, óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno y el carbono negro.

Revisados por las organizaciones Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW, por su sigla en inglés) y OceanCare, los análisis también indican que ese descenso de la velocidad propiciaría una “reducción significativa del ruido submarino, lo que redundaría en una acción rápida para conseguir océanos saludables».

Esta limitación de velocidad es «fácil de aplicar y monitorear, además de crear un marco de igualdad de condiciones para que todos los tipos de buques de diferentes sectores aplicarán las mismas medidas y nadie resultara penalizado indebidamente”, indican los estudios.

La directora de campañas marinas del Fondo Internacional para el Bienestar Animal, Eleonora Panella, explicó que el ruido producido por la actividad humana, y muy especialmente por los buques, “impide la percepción de los sonidos naturales en la vida salvaje, lo que afecta directamente a especies que dependen del sonido para guiarse, como las ballenas”. Por ello dice que “el conocimiento ya está. Solo hace falta la voluntad para aplicarlos”.

En concordancia con Panella, la directora de conservación marina de IFAW, Sharon Livermore, ha señalado en un comunicado que se trata de «una solución rentable que se puede aplicar de inmediato y con muchos beneficios colaterales para el océano, el clima y las ballenas. De hecho, esta medida también permitiría reducir la cantidad de ballenas muertas en colisiones con buques», precisó.

En el mismo sentido se ha manifestado el portavoz de OceanCare, Carlos Bravo, quien ha pedido «actividades y estudios ambiciosos, similares al realizado por Bélgica para el Mar Mediterráneo, uno de los mares con mayor intensidad de tránsito marítimo del mundo». Agregó que «un conjunto de medidas vinculantes combinadas con incentivos debería ayudar a la industria del transporte marítimo a realizar la transición a un modo de operar más respetuoso con el medio ambiente».

Las conclusiones de estos estudios llegan justo tras conocerse los recientes y alarmantes resultados del Programa Conjunto de Monitoreo del Ruido Ambiental del Mar del Norte financiado por la Unión Europea, que demostraron cómo su paisaje sonoro está dominado por el ruido del transporte marítimo.

FUENTE: MUNDO MARÍTIMO (CL)

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