[:es] «El poder de la disciplina: 11 ejemplos», por Inés Temple[:]

[:es]Siempre me ha intrigado la poca popularidad del concepto ‘disciplina’ en general. Mirando el diccionario, es fácil entender la razón: tiene muchas acepciones y varias de ellas están vinculadas al castigo, al control, al dominio, a la autoridad y todo aquello frente a lo cual es normal revelarse o evitar.

Sin embargo, cuando el concepto de disciplina está vinculado al entrenamiento físico o mental, a la auto-rregulación, a la fuerza de voluntad y al autocontrol, es fácil observar que es el común denominador entre personas y organizaciones exitosas. Aquí algunos ejemplos:

1. Disciplina para cumplir las normas y hacer las cosas bien, al 100%, cada vez, cada día. Cumplir al 97%, por ejemplo, no es suficiente cuando se trata de calidad en el servicio o el producto ofrecido. La excelencia y la calidad requieren de mucha disciplina y compromiso con el cliente.

2. Disciplina personal para honrar la palabra dada y no romper acuerdos. Para mantener la coherencia y no transgredir nuestras propias normas, todo ello es vital para lograr una reputación impecable.

3. Disciplina para focalizarse en aprender más rápido, para no caer en la trampa del éxito, del conformismo, la flojera o la arrogancia. Para esforzarnos en innovar con mejores versiones de nosotros mismos, de nuestros servicios y productos.

4. Disciplina para mantener la línea ética personal y organizacional. Para evitar los conflictos de interés y la “ética elástica” y, sobre todo, para decir NO enfáticamente cuando toca hacerlo.

5. Disciplina mental para sostener una línea de pensamiento, desarrollar ideas consecutivas y planear el futuro. Para escribir las metas y objetivos, para agendarlos y darles seguimiento metódicamente.

6. Disciplina para controlar nuestros pensamientos: nos convertimos en lo que pensamos.

7. Lo obvio: disciplina para cuidarse y respetarse a uno mismo, comer sano en cada bocado, para hacer ejercicio rutinariamente, leer más, aprender cosas nuevas, desarrollar la mente y su plasticidad. Eso de “mañana empiezo” no funciona.

8. Disciplina para ahorrar: aprendí que uno es “rico” no por lo que gana, sino por lo que no gasta.

9. Disciplina para perseguir los sueños sin bajar la guardia al conformismo, para no abandonarlos cuando se ponen más difíciles o parece que se alejan.

10. Disciplina para no cambiar de rumbo a cada rato, para perseverar pese a las dificultades o limitaciones. Disciplina para mantener el foco y la mirada puesta en la meta.

11. Disciplina para no huir del trabajo y del esfuerzo. Para no caer en la mediocridad, el engreimiento o las excusas facilistas. Para hacer el trabajo duro, pagar derecho de piso y hacerlo bien, cada día.

Por todo esto y mucho más, es muy importante invertir en desarrollar y fortalecer nuestra disciplina, en lo personal y lo profesional. Y es que su poder es inmenso para ayudarnos a cumplir la visión, misión, metas y sueños de las naciones y las organizaciones y, por supuesto, las nuestras profesionales y personales.

FUENTE: DIARIO EL COMERCIO (PE)[:]

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