El gran beneficio para la salud de tener un perro como mascota

Muchos estudios han demostrado todos los provechos que producen los canes, pero esta nueva investigación es bastante sorprendente

Quien tiene un perro tiene un tesoro. Hemos hablado en innumerables ocasiones de los beneficios que produce contar con un can a tu lado, pues, al fin y cabo, nos acompañan desde hace miles de años e incluso han evolucionado con nosotros. Siempre están prestos a jugar, nos animan e incluso son tan fieles que en algunas ocasiones siguen esperándonos durante toda una vida, como en el famoso caso de Hachikō, la mascota japonesa de raza akita que aguardó pacientemente en la estación de Shibuya a que su amo volviera, incluso años después de la muerte de este.

La investigación ha demostrado que tener un compañero canino puede ayudar a reducir el estrés, aliviar la depresión, proporcionar un propósito a tu vida y hacerte más feliz y saludable en general. Un nuevo estudio ha concluido con algo nuevo: estos pequeños gurús espirituales pueden ayudar incluso a salvar las divisiones políticas. En la encuesta, realizada por Goldn, un servicio de crianza de mascotas, el 87% de los encuestados dijeron tener más facilidades para compartir valores con el hipotético dueño de un perro, a pesar de que pudieran tener opiniones políticas diferentes, informa ‘Best Life’.

Canes apolíticos
Además, cuando se les preguntó si se irritaban o frustraban al hablar con alguien que tuviera una opinión política diferente, el 25% aseguró que mantendrían la calma si esa persona fuera dueña de un perro, frente a los que no lo fueran. La conclusión a la que llegaron los científicos fue que, en muchas ocasiones, parece que el hecho de tener una mascota puede hacer que las demás personas asuman que eres buena persona. El 40% de los encuestados aseguraron que no les importaría hablar con un extraño siempre y cuando tuviera un perro, e incluso un 50% explicó que le darían comida o dinero a una persona sin hogar mucho más fácilmente si se encontraba acompañado de una mascota en lugar de estar solos.

La conclusión científica es que el hecho de tener una mascota puede hacer que los demás asuman que eres buena persona

Por tanto, parece mucho más fácil hablar de lo mal que va el país y discutir sobre partidos políticos si después podéis, conjuntamente, acariciar a un suave cachorrito. «Hace tiempo que conocemos el poder que proviene de dejar que un perro entre en nuestros corazones», explicó Jared Krasner, cofundador de Goldn, en un comunicado. «La encuesta sugiere que las personas están aprovechando ese poder positivo para ser empáticos y amables en un mundo que a menudo es bastante duro», añadió.

Otra buena noticia para los que tienen una mascota, aunque no la única, pues también se ha descubierto que tener perro reduce las posibilidades de enfermedad coronaria. Según una muestra con más de 1.700 personas, aquellas que no tenían mascotas obtenían peores resultados en cuanto a colesterol, presión arterial, obesidad y, en promedio, pesaban 2,7 kilos más. De la misma manera, otras investigaciones han demostrado que el simple hecho de acariciar un perro puede incluso reducir la presión arterial de una manera tan efectiva como un medicamento.

Además, como llevan miles de años a nuestro lado, han desarrollado nuevos músculos alrededor de los ojos para comunicarse mejor con los humanos y que nos recuerden, en cierta forma, a los bebés o incluso a nosotros cuando estamos tristes. Los ‘ojos de cachorro’ son una realidad y quizá tengan parte de culpa en la ternura que nos producen y que, quizá, está detrás de que veamos de una manera favorable a sus dueños.

Aunque suponen ciertos costes y muchas responsabilidades, es innegable que las mascotas nos dan compañía e incluso muchos españoles (en concreto un 52%, según las estadísticas), los prefieren antes que a los propios seres humanos. Si contribuyen, además, a que las conversaciones sobre política sean mucho más relajadas y no acaben en tragedia, bienvenidas sean.

FUENTE: DIARIO EL CONFIDENCIAL (ES)

Cómo Michael Jordan falseó estadísticas y trabajó de camarero para llegar a la NBA

El documental The Last Dance sigue dando de qué hablar, y eso que en el documental que se quedaron fuera grandes anécdotas de la carrera de Michael Jordan como la que explica su director

El documental ‘The Last Dance’ sigue siendo lo más comentado. Los dos primeros capítulos suscitaron numerosos elogios y alguna crítica, pero la realidad es que nadie quedó indiferente. Y eso que en el documental que emiten ‘ESPN’ y ‘Netflix’ se quedaron fuera grandes anécdotas de la carrera de Michael Jordan. El director del documental, Jason Hehir confesó que tras analizar miles de horas de material inédito del vestuario de los Chicago Bulls y charlas con los protagonistas, se quedaron fuera de los 10 capítulos programados muchas anécdotas increíbles.

«Me hubiera encantado meter otra pequeña anécdota, pero teníamos que contar una historia en concreto y debía ir de la mano de aquella temporada 1997/98. Había que recortar de algún lado», explicó en el programa ‘The Dan Le Batard Show with Stugotz’. El director desveló que Jordan recibió ayuda con las estadísticas para ingresar a un campus de talentos en su etapa en el High School y que para poder costear esas semanas tuvo que trabajar como camarero de sus contrincantes.

«Era la etapa de su crecimiento entre su segundo año y el último allí, y su entrenador del High School lo metió en un campus de talentos 5 estrellas mintiendo con sus estadísticas. Adornó sus números simplemente para que pudiese entrar, porque Michael no estaba para nada en el radar de los ojeadores, nadie iba a ir hasta Wilmington, North Carolina, para ver a chicos de high school. Estuvo allí una semana porque era el tiempo que sus padres podían pagar, y le fue tan bien que acabó siendo el MVP del campus», comentó Hehir.

Gracias a ese falseo, Jordan pudo seguir creciendo en el baloncesto y medirse con algunos de los jóvenes más prometedores de la época, como Patrick Ewing, número uno del draft de 1985 y una de las figuras históricas de los Knicks, o Len Bias, archienemigo de Jordan en la Universidad, quien acabó muriendo por sobredosis de cocaína a los 22 años tras ser elegido por los Boston Celtics con el número dos en el draft de 1986.

El director del documental explicó cómo pudo seguir Jordan en el campus sin tener medios económicos para hacerlo: «En el campus estaban, entre otros, Patrick Ewing y Len Bias, pero Michael, Mike en ese momento, los superó a todos. Le rogaron para que se quedara por una segunda semana porque los entrenadores universitarios querían verlo, y sus padres dijeron que no podían pagarlo. Y en el campus dijeron ‘le pagaremos la estancia nosotros si trabaja en la cocina y como camarero para el resto de los chicos’. Michael fue el MVP de la segunda semana, siendo camarero y sirviéndoles fruta y queso a la parrilla para luego salir y superar a esos chicos en la cancha», terminó Hehir en una anécdota que seguro podría haber entrado en el documental que tanto éxito está teniendo mundialmente.

Un éxito de audiencia
Los dos primeros episodios de ‘The Last Dance’ se convirtieron rápidamente en historia de la televisión batiendo récords de audiencia gracias a las confesiones más íntimas del jugador. La cadena estadounidense hizo públicos los datos de audiencia revelando que más de seis millones de personas vieron el documental a través de ‘ESPN’. La propia cadena informó que había logrado cifras que nunca se habían registrado con un programa deportivo, sin contar los partidos.

Los dos primeros capítulos se centraron en su llegada a los Bulls y el mal ambiente que se encontró en el equipo. «Un circo de drogas y mujeres», definía. La serie llegó a ser Trending Topic mundial y 25 de las 30 tendencias en Estados Unidos estaban relacionadas con el programa que también generó más de nueve millones de interacciones en redes sociales. Además ‘The Last Dance’ fue la búsqueda principal en Google en los Estados Unidos durante la noche de su estreno.

FUENTE: DIARIO EL CONFIDENCIAL (ES)

¿El teletrabajo funciona bien o es que la gente se está matando a trabajar?

Detrás de los mensajes optimistas que señalan que nos hemos adaptado a la nueva situación con rapidez, hay horas extra no remuneradas, ansiedad y problemas de gestión

Han pasado ya seis semanas desde que comenzase el teletrabajo forzado, y Leire*, diseñadora gráfica de 34 años, ya no puede más. Su jornada de trabajo ha aumentado un par de horas diarias respecto a lo habitual. Al principio no se daba cuenta, porque las había ahorrado en desplazamiento, pero poco a poco es cada vez más evidente. Se siente atada al ordenador día y noche. En cualquier momento, puede ser reclamada. Además, su carga ha aumentado sensiblemente desde aquel día a mediados de marzo que entró en casa para no volver a salir, y la situación en principio temporal parece que se va a prolongar hasta septiembre.

Durante las primeras semanas, no le importaba dar un poco más de sí. Al fin y al cabo, una situación excepcional requiere medidas excepcionales, y sus superiores estaban haciendo lo propio. Sin embargo, a medida que los estados de alarma se han ido sucediendo, su nueva normalidad se ha convertido en trabajar más, hasta el límite de la ansiedad. Sin ver que nadie tome medidas. “Mi problema no es el confinamiento, es el trabajo”, admite. ¿Quejarse? Ante las sombras del ERTE a corto plazo o un despido en el medio, calla y asiente: “No voy a abrir la boca ahora tal y como está la cosa”.

Si se logra que todo siga funcionando a costa de las horas extra de los trabajadores, es que el experimento no está saliendo bien

Hay un adagio que se ha repetido estas semanas: que la experiencia del teletrabajo ha salido infinitamente mejor de lo que pensábamos. Muchos trabajadores, y un buen número de expertos, consideran que si está dando esa impresión, es por un exceso de esfuerzo del capital humano, no porque hayamos aprendido a teletrabajar por arte de magia. “Al parecer, las jornadas de las personas que están trabajando desde su casa están siendo varias horas más largas de lo normal”, valora Eva Rimbau, profesora de Estudios de Economía y Empresa en la Universidad Oberta de Catalunya y especialista en teletrabajo. “Por tanto, si se logra que todo siga funcionando a costa de las horas extra de los trabajadores, es que el experimento no está saliendo bien”. Según un análisis de NordVPN recogido en ‘Bloomberg’ a partir de los datos de uso de internet, los españoles trabajamos dos horas más al día.

Las historias oídas durante las últimas semanas se acumulan. A uno le pidieron que fichase a la hora que terminaba su jornada laboral y siguiese trabajando, “aunque pronto recularon”. A otro le pusieron una serie de reuniones a lo largo de la Semana Santa sin que nadie le aclarase si iba a percibir retribución por ello ni se le preguntara por su disponibilidad. Las reuniones suelen ser fuera de su horario y, como suele ocurrir en estos casos, está trabajando con su propio material, como el portátil. A aquel se le rompió el ordenador y tuvo que encargar un repuesto. “No sé si pasárselo a la empresa, porque el mensaje es de ‘estamos mal, tenéis que darlo todo’, o sea, ‘no pidas nada”. Lo peor, no obstante, es la incapacidad de desconectar. “Ahora no vale lo de ‘no estoy en casa”. Llamadas a primera hora de la mañana y a última de la tarde, llamadas cuando ha bajado al súper a hacer la compra.

Cada día, un poco peor

En opinión de Rimbau, en un contexto en el que la mayoría de empresas no estaban preparadas para un teletrabajo que se ha implantado deprisa y corriendo, este “está dando su peor cara, ya que genera sobrecarga y agotamiento en la persona trabajadora”. El punto positivo, añade, es que la actividad se ha conseguido mantener en marcha, “pero a un alto coste personal, especialmente para quienes además tienen que atender las tareas de cuidados familiares, que son mayoritariamente las mujeres”. Un pequeño estudio sobre teletrabajo realizado por Actiu mostraba que para un 46% de los encuestados lo peor era la sensación de no poder dejar de trabajar.

Cuando termino de trabajar, me quedo un rato más delante del ordenador con el chat abierto, no vaya a ser que me escriban y no esté

“Cómo no va a salir el trabajo, si la gente está currando sin parar”, ironiza David Blay Tapia, profesor especializado en teletrabajo, escritor y autor de ‘¿Por qué no nos dejan trabajar desde casa?’ y ‘El viaje del equilibrista’. El problema, añade, es que probablemente ese mismo trabajo podría salir adelante en menos horas, pero es precisamente la falta de formación a este respecto, así como la cultura laboral española, la que lo impide. “Antes de todo esto, tan solo teletrabajaba un 4% de españoles, y al resto nadie lo ha formado, ni le han dicho que esto no es un horario de oficina”.

Tanto es así que sindicatos como UGT han comenzado a movilizarse reclamando una regulación exhaustiva del teletrabajo para “poner fin a los abusos”. “Unos 10 millones de personas están teletrabajando, y no es una prestación a tiempo completo, sino una forma de organización”, recuerda Gonzalo Pino, secretario de Política Sindical de UGT. “El teletrabajo no altera ni suspende los derechos fundamentales, quienes teletrabajan siguen teniendo derecho a la desconexión digital, al registro de jornada, a respetar los tiempos máximos y los descansos necesarios”.

La mayoría de estos problemas, no obstante, tienen en común que son invisibles y difícilmente cuantificables. El registro de jornada, implantado el pasado año de forma obligatoria, es en teoría la herramienta que permite controlar esos excesos y la primera que está siendo objeto de atropellos. Por un lado, por cierto relajamiento ñ“ups, no he fichado en toda la semana”—, pero también por presiones externas como la anteriormente citada. Como recuerdan los abogados laboralistas, el estado de alarma o el trabajo ‘online’ no eximen de llevar el registro horario.

Presentismo en pantuflas

Esto da lugar a situaciones paradójicas, como la que cuenta Raúl*, oficinista de 29 años. “Hay días en los que he terminado mi trabajo, sé que no voy a tener nada más que hacer, pero publico en Slack para que sepan que estoy ahí o me quedo sentado un poco más delante del ordenador por si alguien me escribe”, explica. “Se puede decir que estoy haciendo presentismo en mi propia casa”. Uno de los grandes males de la cultura laboral española, ahora trasladado a la comodidad de tu hogar.

Se mantienen las peores costumbres de la vida en la oficina, como las abundantes e innecesarias reuniones

A espacios que no habían sido pensados para el trabajo se han trasladado las dinámicas del espacio físico, añadiéndole una carga de trabajo adicional por la excepcionalidad de la situación. “Tecnológicamente, estábamos preparados, pero tenemos un problema, que es que la digitalización de trabajadores y directivos no es alta”, prosigue Blay. Como añade Rimbau, “aún hay que investigar sobre qué está ocurriendo, pero probablemente una de las causas está en que se mantienen las peores costumbres de la vida en la oficina, como las abundantes e innecesarias reuniones —que además, por videoconferencia, resultan más agotadoras— o el esperar respuesta inmediata a cualquier mensaje”.

Blay sigue unas cuantas rutinas a rajatabla: picos de hiperproductividad, desconexión de datos en el móvil y contestar correos tan solo tres veces al día. Es decir, todo lo contrario de lo que le ocurre a Leire, que tiene la sensación de que “como no puedo ir a ningún sitio, eso quiere decir que estoy siempre disponible”. No tiene por qué ser así. Para que el teletrabajo funcione, añade Blay, además de garantizar flexibilidad al empleado, los superiores deben ser conscientes de las necesidades de cada cual. Como bromea, ninguno de los libros sobre teletrabajo habían previsto un escenario de teletrabajo con hijos, lo cual hace las cosas aún más difíciles para las familias.

Unos consejos para las empresas

Es revelador que la mayoría de artículos sobre teletrabajo consistan en consejos psicológicos para empleados y no organizativos para mandos superiores. Se trata, por lo general, de ‘tips’ que les ayudan a gestionar su tiempo y soportar mentalmente la nueva situación, pero que raramente atacan la raíz del problema. ¿Algún consejo? “Esto es una nueva era del trabajo y requiere formación”, responde Blay. “No podemos no formarnos en una nueva manera de trabajar”.

“Los directivos tienen que implicar a los trabajadores, y para ello tienen que decirles qué necesitan de cada uno, es más fácil llegar a un objetivo cuando sabes qué tienes que hacer”, añade. “Hay gente que trabaja mejor y peor, pero tienes que confiar en los trabajadores y conocerlos, incluso biológicamente, para saber por ejemplo a qué hora del día trabajan mejor”. Las herramientas de medición de productividad permiten introducir cambios a tiempo casi real sin tener que esperar a informes a medio plazo.

Está de acuerdo Rimbau, que recuerda que la clave es dar autonomía al equipo, dejando que organicen tareas y horarios como mejor les venga, especialmente en este contexto. Para ello, es necesario, añade, que las personas con cargo directivo se olviden de controlar todo lo que hacen sus colaboradores; optar por «comunicación asíncrona (vía ‘mails’ o documentos compartidos)» antes que “por la sincronía (como videoconferencias)”; una única y breve reunión diaria, algo en lo que también se muestra de acuerdo Blay. También “revisar si las tareas de tus colaboradores dependen mucho de lo que hagan los demás, lo que les resta autonomía y les obliga a estar pendientes continuamente de lo que otras personas les entregan”.

UGT ha solicitado ya una revisión en profundidad sobre el teletrabajo en los convenios colectivos

Por último, recordar “el toque humano”, como mantener contacto personal para “preguntar qué tal y ofrecer ayuda”, normalizar la necesidad de ayuda o interrupciones de la vida privada en las reuniones y “celebrar los éxitos de las personas y los equipos, no estar ahí solamente para dar más trabajo cuando se termina el que hay”. Por su parte, UGT ya solicita una revisión en profundidad del teletrabajo que se refleje en los convenios colectivos. Si este va a ser el panorama a medio y largo plazo, será necesario poco a poco marcar fronteras por escrito y que los abusos afloren a la luz.

FUENTE: DIARIO EL CONFIDENCIAL (ES)

El sector del automóvil empeora su previsión para 2020: las ventas caerán el 45%

La patronal de fabricantes (Anfac) y la de concesionarios (Faconauto) estiman que en base a los datos conocidos, las ventas de vehículos en España se reducirán hasta los 700.000 vehículos este año

La patronal de fabricantes de automóviles (Anfac) y la asociación de concesionarios (Faconauto) ha empeorado sus previsiones de venta de vehículos en España tras conocer el plan de desescalada del Gobierno. Según sus estimaciones, las matriculaciones se reducirán entre un 40% y un 45% hasta los 700.000 vehículos en el conjunto del año frente a los 1,25 millones de 2019.

Esta previsión se hace en base a una caída de entre el 5% y el 6% del PIB. Esto significa que entre abril y diciembre a penas se van a matricular 480.000 coches, ya que hasta marzo se vendieron casi 220.000 vehículos. Por ello, el sector está solicitando ayudas para estimular la demanda.

«Duro golpe» para la industria

Tal como han indicado ambas asociaciones en un comunicado conjunto, la propagación del Covid-19 por todo el mundo ha supuesto un «duro golpe» para la industria automovilística, obligando a paralizar fábricas de producción y a cerrar concesionarios, por lo que las previsiones que se manejaban hasta ahora de cara a este año «han quedado obsoletas».

Así, ahora Anfac y Faconauto prevén que el mercado de turismos español caiga entre un 40% y un 45% durante todo el ejercicio, con unos volúmenes cercanos a las 700.000 unidades, muy por debajo de los 1,25 millones de turismos vendidos en 2019.

Este escenario tiene en cuenta un periodo de estado de alarma y confinamiento de dos meses, con una desescalada progresiva desde el mes de mayo, y una caída del Producto Interior Bruto (PIB) de entre el 5% y el 6%.

Anfac y Faconauto esperan que los dos primeros trimestres posteriores a la finalización del estado de alarma serán «duros» en cuanto a las ventas de vehículos, «por el crecimiento exponencial de la incertidumbre económica», aunque la tendencia es que la situación irá mejorando a partir del verano, «siempre con cifras muy por debajo de las registradas en 2019» y cercanas a las peores estadísticas de la crisis económica de hace una década.

«Es imprescindible tener en cuenta la situación de especial debilidad en la que se encuentra el sector de la automoción, uno de los pilares de la economía y el único sector industrial que lleva parado en seco más de un mes», ha subrayado el director general de Anfac, José López-Tafall, quien ha pedido medias de estímulo «coyunturales» a la demanda de vehículos.

Por su parte, la vicepresidenta ejecutiva de Faconauto, Marta Blázquez, ha subrayado que es necesario reactivar la demanda interna, por lo que se precisará de un plan «firme y generoso» que impacte sobre las economías familias y de los autónomos.

«No podemos permitirnos estas previsiones, porque somos un pilar básico de la economía y del tejido empresarial. No olvidemos que, en todas las comunidades autónomas y provincias, la actividad de los concesionarios tiene un peso determinante en su economía y en generación de empleo», ha destacado Blázquez.

FUENTE: DIARIO EL CONFIDENCIAL (ES)

Si las proteínas que comes son de estos alimentos, estarás más sano

Son esenciales para el buen funcionamiento del organismo y una de sus grandes ventajas es que son menos calóricas que las de origen animal. Aquí está el listado donde puedes encontrarlas

Independientemente de su origen, las proteínas son sumamente esenciales para nuestro organismo, por cuanto contribuyen a construir y reparar los músculos, los tejidos y otros órganos, e intervienen en numerosos procesos biológicos. Están integradas por aminoácidos, que son sus estructuras básicas, de los que necesitamos 20 para que el organismo funcione correctamente. El problema es que este únicamente es capaz de sintetizar la mitad -aminoácidos no esenciales-, mientras que los restantes -aminoácidos esenciales- debemos proveérselos a través de la dieta. Ambos los encontramos indistintamente en los alimentos de origen animal, como los huevos, la leche o el queso, y de origen vegetal, principalmente las verduras, las legumbres, los cereales y las frutas; si bien es cierto que los primeros son más completos y cubren mejor las necesidades nutricionales. De ahí que se las conozca como proteínas de alto valor biológico.

Asimismo, la mayoría de consumidores relacionan el concepto de proteína únicamente con la que procede de los animales, lo que conlleva un menor consumo de las vegetales. De hecho, el estudio ‘Distribución de macronutrientes y fuentes alimentarias en la población española: resultados obtenidos del estudio científico Anibes’, elaborado por la Fundación Española de la Nutrición, concluye que los españoles excedemos en un 30% la ingesta diaria recomendada de proteínas, donde la carne y sus derivados suponen un 33%. Según la Autoridad Española de Seguridad Alimentaria, un adulto necesitaría 0,83 gramos de proteína por kilo corporal. El problema no solo estriba en el exceso de cantidad, sino también en el origen animal, cuyo abuso provoca consecuencias nocivas para la salud como el incremento del colesterol y diferentes enfermedades cardiovasculares.

Alimentos ricos en proteínas vegetales

Por lo tanto, las proteínas de origen vegetal se perfilan necesarias y sumamente relevantes para nuestro organismo. Es cierto que muchos vegetales no proporcionan todos los aminoácidos esenciales o tienen cantidades discretas -aminoácidos limitantes-. Por ejemplo, las legumbres carecen de metionina y los cereales son deficitarios en lisina. Sin embargo, no hay que condenarlas al ostracismo, ya que consumiendo una adecuada combinación de ingredientes es posible ingerir proteínas de alta calidad que, además, son más sanas, menos calóricas y tienen un escaso contenido de grasas. Veamos cuáles son los alimentos más ricos en proteínas vegetales y cómo debemos combinarlos.

Soja. Es la reina de la proteína vegetal, tanto que se la denomina ‘carne vegetal’. Durante milenios, esta legumbre fue la principal fuente de proteínas en Oriente, pero hoy forma parte de la dieta de Occidente. Según la Fundación Española de la Nutrición, comporta 33 gramos de proteínas por cada 100 gramos de producto. Igualmente, derivados como el tofu, un producto hecho a base de cuajada de soja, y el tempeh, fermentado elaborado a partir de soja y hojas de plátano, regalan copiosas cantidades de este macronutriente. De hecho, son los más recurrentes a la hora de sustituir la carne.

Seitán. Oriundo de Asia, donde se consume desde hace años y de innumerables formas, es un preparado elaborado a partir del gluten del trigo. Además, es uno de los productos estrella de las dietas veganas y vegetarianas por su elevado contenido en proteínas vegetales, en concreto 24 gramos.

Garbanzos y lentejas. Los primeros comenzaron a cultivarse en época de Carlomagno, quien creía que tenían propiedades curativas, y hoy son una de las legumbres más arraigadas en nuestra gastronomía. No solo son una excelente fuente de energía y fibra, también de proteínas vegetales, en concreto 19.4 gramos. Por su parte, las lentejas, una legumbre básica de la dieta mediterránea y la estrella de los guisos, proporcionan igualmente generosas cantidades de proteínas: 24 gramos por cada 100 de producto.

Quinoa. Este pseudocereal puede presumir de superar en propiedades nutricionales a cualquiera de sus parientes. Además, atesora los ocho aminoácidos esenciales, por lo que se erige como una de las mejores fuentes de proteínas vegetales. De ahí que los aztecas y los mayas la bautizaran como el ‘grano madre’ y que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación la considere «un aliado en la lucha contra el hambre y la malnutrición en el mundo».

Semillas de chía. Originarias de México, Guatemala y Costa Rica, son uno de los superalimentos de moda. Y es que proporcionan más fibra que las legumbres, más ácidos grasos omega 3 que el pescado azul y, además, contienen copiosas cantidades de proteínas vegetales.

Frutos secos. Además de sus muchas virtudes nutricionales, entre las que se incluyen un alto contenido de grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, minerales, fibra y antioxidantes, constituyen una excelente fuente de proteínas vegetales. Las almendras, las nueces y las avellanas son las más generosas.

Las combinaciones

Para crear proteínas completas y de alta calidad y así aprovechar al máximo sus beneficios nutricionales, es importante realizar combinaciones adecuadas, como las que proponemos a continuación:

Legumbres con cereales integrales

Lentejas con arroz
Garbanzos con pasta
Soja con verduras
Cuscús con garbanzos

Frutos secos y semillas con leches vegetales

Leche de avena con trigo y frutos secos
Leche de arroz con copos de arroz y frutos secos

Legumbres con frutos secos

Ensalada de lentejas con piñones
Garbanzos con nueces

Frutos secos, semillas y cereales integrales

Ensalada de arroz con nueces
Ensalada de pasta con frutos secos

Cereales integrales con leches vegetales

Arroz con frutos secos y bebida de soja
Avena con bebida de arroz y frutos secos

FUENTE: DIARIO EL CONFIDENCIAL (ES)

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