BCE termina histórico plan de estímulo

El Banco Central Europeo tomó la decisión de poner término a su programa de compra de bonos de 2,6 billones de euros (US$3 billones), limitando el masivo apoyo monetario a pesar de que la economía de la zona euro nuevamente se ve vulnerable.

Los responsables de la política liderados por el presidente Mario Draghi confirmaron que este mes dejarán de comprar activos y terminarán con casi cuatro años de flexibilización cuantitativa. Como señal de que todavía no se aplicarán políticas restrictivas, el Consejo de Gobierno cambió su orientación y dijo que la deuda vencida se reinvertirá «durante un periodo prolongado de tiempo más allá de la fecha en que comenzará a elevar las tasas de interés clave del BCE».

Las tasas se mantendrán en niveles mínimos «al menos hasta el verano» de 2019. Si bien es probable que la decisión sea bienvenida por naciones como Alemania, que se han quejado de la política ultra flexible, se produce en un momento de prueba.

Las proyecciones económicas actualizadas que publicará Draghi mostrarán rebajas en las perspectivas de inflación y crecimiento, según personas familiarizadas con el tema. El presidente explicará su visión a los periodistas a las 2:30 p.m. en Fráncfort, cuando se enfrentará a preguntas sobre la desaceleración del impulso económico, así como a una serie de riesgos entre los que se incluyen la inquietud de los mercados globales, el proteccionismo comercial de Estados Unidos, el brexit y las tensiones fiscales de Italia.

La flexibilización cuantitativa comenzó en la zona del euro en marzo de 2015 con la esperanza de que evitaría la amenaza de deflación al reducir las tasas de interés del mercado y alentaría la toma de riesgos. Se lanzó meses después de que la Reserva Federal detuviera su propio programa y solo después de batallas dentro del Consejo de Gobierno -que ya había recortado las tasas de interés por debajo de cero- con los responsables políticos alemanes que lideraban la oposición.

Inicialmente, se suponía que la flexibilización cuantitativa iba a durar menos de dos años, pero múltiples extensiones junto con otras medidas monetarias, como préstamos bancarios a largo plazo incrementaron el balance del BCE a 4,7 billones de euros. Eso es equivalente a más del 40 por ciento del producto económico, en comparación con el 20 por ciento de la Reserva Federal. Si funcionó es debatible.

De acuerdo con la estimación más reciente del BCE, las compras habrán agregado un total acumulado de 1,9 puntos porcentuales tanto al crecimiento como a la inflación de 2016 a 2020. El crecimiento de la zona del euro también superó al de EE.UU. en 2016 y 2017. Sin embargo, algunos economistas, entre ellos Erik Norland de CME Group, sostienen que el beneficio final para el crecimiento fue mucho más cercano a cero, ya que no hubo un impacto obvio cuando el ritmo de compra de bonos comenzó a disminuir.

Los críticos en Alemania culpan a la flexibilización cuantitativa de evitar que gobiernos como el de Italia tomarán las medidas necesarias para reformar sus economías. El anuncio, que confirma un plan acordado por primera vez en junio, se produjo después de una serie de decisiones de bancos centrales en Europa.

Los bancos centrales de Suiza y Noruega dejaron su política sin cambios, aunque el Banco Nacional de Suiza redujo sus perspectivas de inflación. Turquía y Ucrania también mantuvieron las tasas. La Fed se apronta a subir las tasas la próxima semana por cuarta vez este año.

Los datos económicos recientes de la zona del euro destacan como la desaceleración experimentada durante el verano, incluidas las contracciones en Alemania e Italia, está resultando difícil de superar. Los gerentes de compras son aún menos optimistas sobre el crecimiento que antes del inicio de flexibilización cuantitativa.

Al mismo tiempo, Draghi puede apuntar a los aumentos salariales en la zona del euro que son los mayores en una década. Eso ayudará al BCE a cumplir su objetivo de restaurar la inflación a poco menos del 2 por ciento en el mediano plazo, básicamente, sin un apoyo monetario extraordinario.

El siguiente paso importante hacia la normalización debería ser un aumento de la tasa de interés. La última alza de tasas fue en 2011, un paso en falso por parte del predecesor de Draghi, Jean-Claude Trichet, justo antes de que la zona del euro entrara en una recesión de doble caída.

Los economistas encuestados por Bloomberg la semana pasada predijeron que los costos de los préstamos aumentarán en septiembre de 2019, pero los inversores son más cautelosos. Han retrasado las apuestas sobre cuando vendrá la próxima subida, considerando en los precios un aumento en el primer trimestre de 2020.

FUENTE: DIARIO PORTAFOLIO (CO)

VOLVER