En medio de los problemas de inseguridad, desempleo y desconfianza en las instituciones, ha tomado fuerza en Ecuador el debate sobre convocar a una Asamblea Constituyente, un mecanismo que podría traer cambios profundos en la forma de organizar el Estado.
Diario El Productor consultó a varios expertos para explicar de manera sencilla en qué consiste este proceso y qué implicaciones tendría para los diferentes sectores, incluidos los productores del país.
¿Qué es una Constituyente?
Se trata de un órgano elegido directamente por el pueblo, con la misión de redactar una nueva Constitución o realizar reformas profundas a la actual. En la práctica, redefine cómo funciona el país, cuáles son los derechos de los ciudadanos y cómo deben actuar las instituciones.
Los beneficios que destacan sus defensores
Renovar la institucionalidad: permitiría reestructurar organismos estatales cuestionados por ineficiencia o corrupción.
Recuperar la confianza ciudadana: al ser elegida por votación, tendría mayor legitimidad frente a la Asamblea Nacional o el Gobierno de turno.
Ampliar derechos y garantías: dar cabida a nuevas demandas sociales, ambientales y económicas que hoy no están en la Constitución.
Atender la crisis política: vista como una oportunidad para “resetear” el sistema y lograr un nuevo pacto social.
Visión de futuro: no solo como salida coyuntural, sino como una apuesta de largo plazo para fortalecer la democracia y el desarrollo.
El riesgo de la incertidumbre
Los expertos advierten que todo proceso de reforma constitucional genera incertidumbre, lo que puede retrasar la toma de decisiones en sectores clave como el económico y productivo. Además, implica tiempo, recursos y consensos políticos que no siempre son fáciles de alcanzar.
El gran reto
Más allá de los beneficios y riesgos, el verdadero desafío es lograr una Constitución que perdure en el tiempo, que no responda únicamente a intereses momentáneos y que represente a todos los sectores del país, incluidos los productores.
Fuente: El Productor